Jeju es la isla volcánica donde la naturaleza manda: acantilados de lava, playas de arena negra, campos de té y pueblos pesqueros conviven con la brisa constante y el aroma de cítricos frescos. Las haenyeo, las legendarias mujeres buceadoras, siguen desafiando el mar sin oxígeno.
Pasear por Jeju es subir al Seongsan Ilchulbong al amanecer, caminar por los túneles de lava de Manjanggul, y relajarse en Hyeopjae Beach. El Hallasan, el pico más alto de Corea, corona el corazón de la isla, mientras Jeongbang Falls vierte sus aguas directamente al mar. Cafés con vistas, museos curiosos y atardeceres entre mandarinos completan esta joya natural.